Piscis, I parte

Publicado: 6 abril, 2006 en Esoterismo
Piscis
 

 
Introducción
 
 
Cuando el Sol entra en el signo de Piscis, la naturaleza está en la última fase del invierno. Es el momento en el que las nieves empiezan a derretirse provocando ríos y arroyos. Las ataduras se han disuelto y los fríos comienzan a alejarse.
La semilla plantada en el mes de noviembre, bajo el signo de Escorpio, tiene ya vida propia, aunque todavía se encuentra en la fase <<intrauterina>>. Saborea los últimos momentos antes de salir al exterior y tomar contacto con su propia individualidad. Esto lo hará en el siguiente signo, cuando el Sol entre en Aries.
Estamos en el último signo. Los Piscis se mueven en el umbral donde se encuentra el desvanecimiento de la unidad del Universo.
Se dice de Piscis que le ha tocado llevar toda la carga de la rueda zodiacal. Difícil misión la suya, estando además ubicado en esa puerta que se abre sobre la nada, pero que le atrae de una forma magnética e irresistible.
Piscis sigue el movimiento de las fuerzas cósmicas, movimiento que percibe y que asume con toda naturalidad. Se deja llevar por esa corriente, y su psique, la más evolucionada de todos los signos, se torna mística y soñadora, inapresable como el elemento agua de su signo. Va en busca del más allá. Su mente soñadora lo empuja a la búsqueda de caminos tortuosos y atrayentes.
Este signo está lleno de símbolos relacionados con el cristianismo. Los peces se encuentran representados en ornamentos sagrados y hasta en las catacumbas romanas. Rige los pies, y, si buscamos una correspondencia, cabe recordar que Cristo, descalzo, anduvo sobre las aguas. Quizá por eso, Piscis esté marcado por reminiscencias de antiguas civilizaciones que se han reencarnado en él.
Son dos los planetas que rigen su destino, Neptuno y Júpiter, como los dos peces de su símbolo, nadando en dirección contraria aunque unidos entre sí. De igual modo, los planetas le confieren características contradictorias. Por ello su vida es un debate entre el anhelo de lo infinito y la prosaica realidad que constituye la supervivencia diaria.
Neptuno es el planeta de las inquietudes, de las inspiraciones misteriosas, de los sueños premonitorios, y Júpiter, el de las alegrías y placeres propias de este signo. En esta dualidad de sensaciones, materia y espíritu, sentimiento y razón, se mueven estos piscíacos, nadando siempre entre dos aguas.
Es el signo más generoso y emotivo del Zodiaco. Piscis es tan receptivo e intuitivo que a veces parece que todo el dolor de la Humanidad entra por su piel.
Su sueño dorado es huir de un mundo materialista y delimitaciones y fundirse con la persona amada hasta perder su propia identidad. Invadido de sensaciones muy emotivas, sus amores son siempre de una gran intensidad, alcanzando límites de gran felicidad y de grandes tormentos.
El mundo de Piscis no tiene nada que ver con el del resto de los mortales. Es como si estuviera en otra dimensión, y así es. Está fuera del tiempo y del espacio, de ahí esa intuición tan increíble que tiene. Las premoniciones son constantes a lo largo de su vida. Sus intuiciones están fuera de toda lógica; sin embargo, cuando se deja llevar por ellas el resultado siempre es positivo, pese a que tenga que luchar previamente con las críticas feroces que sus ideas puedan provocar.
Raramente se equivoca. Su intuición es como una brújula que va marcando pasos. Sorprende su clarividencia. Parece como si transportara una varita mágica que se encarga de poner las cosas en orden cuando todo apunta al desastre.
Su sola presencia otorga paz y energía a los que lo rodean. Es hospitalario, y difícilmente se apega a la materia. Comparte lo que tiene, y siempre está dispuesto a ayudar a los que se encuentran en dificultades.
Por su carácter emotivo y susceptible a las circunstancias ajenas, experimenta un choque de adaptación a la vida real. Sufre con los problemas ajenos y, al igual que Sagitario, intenta desprenderse de la materia para buscar caminos más elevados.
La economía de Piscis está sujeta a oscilaciones. Su gran generosidad puede hacerla mermar gravemente, pero siempre sale adelante. Tiene como una ayuda cósmica, y el Universo le concede todo lo que necesita. Tiene suerte en los juegos de azar, e incluso es posible que llegue a enriquecerse. Su despreocupación por el dinero contribuirá a que se beneficien otras personas y de esta manera logrará una felicidad más completa y gratificante.

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